El vino dulce natural es una obra maestra que encanta los sentidos con su equilibrio perfecto entre dulzura y complejidad. Su elaboración es un proceso meticuloso que combina la selección cuidadosa de uvas, técnicas de vinificación específicas y, a menudo, una dosis de paciencia. Acompáñanos en un recorrido por las etapas clave de la elaboración de este nectar celestial.
La base fundamental de cualquier vino dulce natural radica en la elección de uvas nobles. La variedad Moscatel es conocida por su alta concentración de azúcares naturales y su complejidad aromática.
La cosecha para vinos dulces naturales es un proceso altamente selectivo y, en muchos casos, se realiza de forma manual. Se busca específicamente la uva más madura, lo que garantiza una concentración excepcional de azúcares y sabores. Esta meticulosidad en la cosecha contribuye significativamente a la calidad del vino final.
Después de la cosecha, las uvas seleccionadas se prensan para extraer el mosto, el líquido que se convertirá en vino. El mosto, rico en azúcares, se recoge con sumo cuidado, y en algunos casos, se realiza un prensado suave para evitar la extracción de compuestos no deseados de la piel.
La fermentación del mosto es un paso crucial en la elaboración del vino dulce natural. Durante este proceso, los azúcares se transforman en alcohol, pero a diferencia de otros vinos, en este caso, se busca conservar una cantidad significativa de azúcar residual. Los enólogos utilizan métodos para controlar la fermentación y detenerla en el momento deseado, preservando así la dulzura natural del vino.
Finalmente, el vino dulce natural se embotella y, en muchos casos, se le permite madurar en la botella durante algún tiempo antes de llegar al mercado. Este vino es apreciado por su capacidad para mejorar con el tiempo, ganando complejidad y suavidad a medida que envejece.
Elaborado con la variedad moscatel, posee un toque semidulce y sedoso. Su aporte de azúcar es natural como consecuencia de la parada de la fermentación. Es un vino de sabor mediterráneo, en donde se combinan la brisa marina, la calidez del sol y la frescura de la fruta.
Es un vino dulce natural, elaborado con nuestras mejores uvas de la variedad Moscatel de Alejandría. Para extraer los aromas varietales, la uva se somete a una maceración pre-fermentativa en frío. Tras ello el mosto obtenido se fermenta a baja temperatura hasta alcanzar unos 10 grados alcohólicos, en donde se detiene la fermentación para que parte del azúcar natural de la uva moscatel se quede, aportando la dulzura natural del vino.
Elaborado con la variedad de uva Giró, es un vino diferente al detenerse la fermentación para conservar parte de los azúcares naturales de la uva. Se caracteriza por ser muy goloso, frutal, y con un paso sedoso, pero a la vez ligero y fresco. Un vino perfecto para disfrutar de él a cualquier hora del día o durante las comidas.
Al degustar un vino dulce natural, se experimenta una sinfonía de sabores que van desde la dulzura inicial hasta las notas complejas y a menudo intensas. Estos vinos son versátiles compañeros de postres y quesos, pero también pueden disfrutarse por sí mismos, permitiendo que el paladar explore la riqueza de su carácter.
En resumen, la elaboración del vino dulce natural es un arte que combina la naturaleza, la destreza del enólogo y la paciencia. Cada sorbo revela la historia de las uvas nobles, el cuidado en la vinificación y el tiempo dedicado a su maduración. Un vino dulce natural bien elaborado es más que una bebida; es una experiencia sensorial que celebra la dulzura de la naturaleza y la maestría del enólogo. ¡Salud!
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